Discurso de Buenaventura Durruti Dumange, radiado en Barcelona el 4 de noviembre de 1936.
"Trabajadores de Cataluña: Me dirijo al pueblo catalán, a ese pueblo
generoso que hace cuatro meses supo deshacer la barrera de los
militarotes que querían someterle bajo sus botas. Os traigo un saludo de
los hermanos y compañeros que luchan en el frente de Aragón a unos
kilómetros de Zaragoza, y que están viendo las torres de la Pilarica.
A pesar de la amenaza que se cierne sobre Madrid, hay que tener
presente que hay un pueblo en pie, y por nada del mundo se le hará
retroceder. Resistiremos en el frente de Aragón, ante las hordas
fascistas aragonesas, y nos dirigimos a los hermanos de Madrid para
decirles que resistan, pues los milicianos de Cataluña sabrán cumplir
con su deber, como cuando se lanzaron a las calles de Barcelona para
aplastar al fascismo. No han de olvidar las organizaciones obreras cuál
debe ser el deber imperioso de los momentos presentes. En el frente,
como en las trincheras, hay un pensamiento, sólo un objetivo. Se mira
fijo, se mira adelante, con el sólo propósito de aplastar al fascismo.
Pedimos al pueblo de Cataluña que se terminen las intrigas, las
luchas intestinas; que os pongáis a la altura de las circunstancias;
dejad las rencillas y la política y pensad en la guerra. El pueblo de
Cataluña tiene el deber de corresponder a los esfuerzos de los que
luchan en el frente. No tendrá más remedio que movilizarse todo el
mundo; y que no crean que se han de movilizar siempre los mismos. Si los
trabajadores de Cataluña han de asumir la responsabilidad de estar en
el frente, ha llegado el momento de exigir del pueblo catalán el
sacrificio también de los que viven en las ciudades. Es necesaria una
movilización efectiva de todos los trabajadores de la retaguardia,
porque los que ya estamos en el frente queremos saber con qué hombres
contamos detrás de nosotros.
Me dirijo a las organizaciones y les pido que se dejen de rencillas y
de zancadillas. Los del frente pedimos sinceridad, sobre todo a la
Confederación Nacional del Trabajo y FAI. Pedimos a los dirigentes que
sean sinceros. No es suficiente con que nos envíen cartas al frente
alentándonos, y con que nos envíen ropa, comida y cartuchos y fusiles.
Es necesario también darse cuenta de las circunstancias, prever el
avenir. Esta guerra tiene todos los agravantes de la guerra moderna y
está costando mucho a Cataluña. Se tienen que dar cuenta los dirigentes
de que si esta guerra se prolonga mucho, hay que empezar por organizar
la economía de Cataluña, hay que establecer un Código en el orden
económico. No estoy dispuesto a escribir más cartas para que los
compañeros o el hijo de un miliciano coma un trozo de pan o un vaso de
leche más, mientras existen consejeros que no tienen tasa para comer y
gastar. Nos dirigimos a la CNT-FAI para decirles que si como
organización controlan la economía de Cataluña, deben organizarla como
es debido. Y que no piense nadie ahora en aumentos de salarios y en
reducciones de horas de trabajo. El deber de todos los trabajadores,
especialmente los de la CNT es el de sacrificarse, el de trabajar lo que
haga falta.
Si es verdad que se lucha por algo superior, os lo demostrarán los
milicianos que se sonrojan cuando ven en la Prensa esas suscripciones a
favor suyo, cuando ven esos pasquines pidiendo socorro para ellos. Los
aviones fascistas nos tiran en sus visitas, diarios en los que pueden
leerse listas de suscripciones para los que luchan, ni más ni menos que
hacéis vosotros. Por esto tenemos que deciros que no somos pordioseros
y, por lo tanto, no aceptamos la caridad bajo ningún concepto. El
fascismo representa y es, en efecto, la desigualdad social, si no
queréis que los que luchamos os confundamos a los de retaguardia con
nuestros enemigos, cumplid con vuestro deber. La guerra que hacemos
actualmente sirve para aplastar al enemigo en el frente, pero es éste el
único: no. El enemigo es también aquel que se opone a las conquistas
revolucionarias y que se encuentra entre nosotros, y al que aplastaremos
igualmente.
Si queréis atajar el peligro, se debe formar un bloque de granito. La
política es el arte de la zancadilla, el arte de vivir [como zánganos],
y éste debe suplantarse por el arte del trabajo. Ha llegado el momento
de invitar a las organizaciones sindicales y a los partidos políticos
para que esto termine de una vez. En la retaguardia se ha de saber
administrar. Los que estamos en el frente queremos detrás una
responsabilidad y una garantía, y exigimos que sean las organizaciones
las que velen por nuestras mujeres y nuestros hijos.
Si esa militarización decretada por la Generalidad es para meternos
miedo y para imponernos una disciplina de hierro, se han equivocado.
Vais equivocados consejeros, con el decreto de militarización de las
milicias. Ya que habláis de disciplina de hierro, os digo que vengáis
conmigo al frente. Allí estamos nosotros que no aceptamos ninguna
disciplina, porque somos conscientes para cumplir con nuestro deber. Y
veréis nuestro orden y nuestra organización. Después vendremos a
Barcelona y os preguntaremos por vuestra disciplina, por vuestro orden y
por vuestro control, que no tenéis.
Estad tranquilos. En el frente no hay ningún caos, ninguna
indisciplina. Todos somos responsables y conocemos el tesoro que nos
habéis confiado. Dormid tranquilos. Pero nosotros hemos salido de
Cataluña confiándoos la Economía. Responsabilizaos, disciplinaos. No
provoquemos, con nuestra incompetencia, después de esta guerra, otra
guerra civil entre nosotros.
Si cada cual piensa en que su partido sea más potente para imponer su
política, está equivocado, porque frente a la tiranía fascista sólo
debemos oponer una fuerza, sólo debe existir una organización, con una
disciplina única.
Por nada del mundo aquellos tiranos fascistas pasarán por donde
estamos. Esta es la consigna del frente. A ellos les decimos: "¡No
pasaréis!". Y a vosotros os corresponde gritar: ¡No pasarán!"
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