Compartir la vida
con Buenaventura Durruti no siempre era fácil. Su duro
carácter, su increíble rudeza y sobre todo, su implicación en la lucha
anarquista le convertían en una persona con la que era muy complicado vivir.
A Émilienne Morin le daba igual. Ella se
enamoró del revolucionario leonés tal y como era, con sus "muchas
virtudes y sus muchos defectos".
Nacida en Angers
(Francia) en 1901 en el seno de una familia humilde con orígenes
sindicalistas, Emilienne se instaló en París cuando apenas tenía 15 años.
Primero trabajó como secretaria del periódico 'Ce Qu´il faut diré' y más
adelante pasó a formar parte del Círculo de Jóvenes Sindicalistas del Sena.
En 1924 se casó con el famoso anarquista italiano Mario Cascari, conocido en algunos círculos con
el nombre de Cesario Tafani con el que terminaría separándose pasados tres
años.
Fue en 1927 cuando
conoció a Durruti en la librería anarquista de París situada en la rue des
Praires. Por entonces, Buenaventura se encontraba en la capital francesa
trabajando en la Renault después de haber huido de España donde se le acusaba
de asesinato y de pertenencia a grupos terroristas. Desde principios de esta
década, el líder sindicalista había formado partes de grupos como 'Crisol' o
los 'Justicieros' que habían asesinado entre otras personas al gobernador de Vizcaya o el cardenal
Soldevila, personas muy
activas en la lucha contra el 'pistolerismo'.
Antes de llegar a
París y antes de conocer a Émilienne, Durruti y su amigo Ascaso estuvieron en América
trabajando en Cuba, México, Perú, Chile y Argentina, paises en los que
protagonizaron algunos asaltos espectaculares a bancos con intereses
españoles. En 1927, ya en Francia, fueron detenidos por la Gendarmería gala
después de que el Gobierno de Primo de Rivera solicitara su extraditación. El
movimiento anarquista francés se movilizó al máximo impidiéndolo.
Fue en este contexto
cuando Durruti y Émilienne empezaron a conocerse. Nunca
llegaron a contraer matrimonio, pero fue prácticamente un amor a primera
vista. Así recordaba la mujer de su vida los primeros pasos de su relación.
"Durruti y yo no nos casamos
nunca, por supuesto. ¿Qué se figura usted? Los anarquistas no van al registro
civil. Nos conocimos en París. Él acababa de salir de la cárcel. Había habido
una campaña inmensa en toda Francia y el gobierno hacía cedido. Fue liberado.
Durruti salió esa misma tarde, visitó a unos amigos. Yo estaba llí, nos
vimos, nos enamoramos a golpe de vista y así seguimos"
En julio de 1927 el gobierno francés cedió a
las presiones y terminó expulsando a Durruti que fue acogido por Bélgica, marchándose
a vivir a Bruselas. Morín, con 26 años, decidió seguir sus pasos viviendo los
dos en la capital belga como podían: allí se quedó embarazada del líder
anarquista. Así fueron sus años en Bruselas según una carta que escribió
nuestra protagonista a un periódico español en 1937:
"Las autoridades belgas nos
dejaron vivir casi tranquilos. Vivimos muy dignamento de nuestro trabajo
esperando a que llegara nuestro momento de regresar a España. La caída de la
monarquía española fue como un rayo de luz para nosotros"
En 1931, tras la
proclamación de la II República en España, la pareja regresó hasta
Barcelona donde nació la hija de ambos (Colette). Durruti siguió teniendo
problemas con la justicia durante el periodo republicano, sobre todo con el
mandato de las derechas, quedándose Émilienne a cargo de su hija durante
largos periodos. Sabemos que antes de estallar la Guerra Civil la joven
francesa trabajaba como acomodadora en el Teatro Goya de Barcelona.
Al empezar la
contienda, Morin se enroló en la Columna Durruti, dirigida por Buenaventura
en el Frente de Aragón. La pequeña Colette se quedó con la amiga de la pareja Teresa Margalef mientras su madre trabajaba
como responsable de prensa de la Columna. Cuando Durruti decidió marcharse a
Madrid para defender la capital del avance franquista, Émilienne optó por
marcharse a Barcelona y quedarse al cuidado.
La noticia de la
muerte de Durruti el 20 de noviembre de 1936 le sorprendió en su casa de
Barcelona. Un importante dirigente de la CNT acudió en persona hasta su casa
para comunicarle que Buenaventura había muerto en combate en las
inmediaciones del Hospital Clínico de Madrid. A ella siempre le dijeron que
Durruti había fallecido como consecuencia de un enfrentamiento armado con una
avanzadilla franquista. No fue así. Su muerte, casi 80 años después, todavía
hoy sigue siendo un misterio.
Morin siguió
trabajando para la CNT en España hasta 1938, fecha en la que decidió
volver a Francia donde siguió trabajando en tareas propagandísticas a favor
de la República Española. Colaboró años más tarde con Solidaridad
Internacional Antifascista trabajando desde la clandestinidad después de que
los alemanes tomaran París durante la II Guerra Mundial. Finaliza la
contienda, Émilienne se marchó a vivir a la Bretaña muriendo en Cornualles el
14 de febrero de 1991, a los 90 años.
Trece años antes de fallecer (1978), Morin contrató a un abogado parisino
para solicitar su pensión de viudadad commo familiar de "español
fallecido a consecuencia de la Guerra Civil Española". Este letrado
escribió una carta al periódico El País en la que daba a conocer el interés
de la viuda de Durruti de ampararse al real decreto ley del 16 de noviembre
de 1978. El abogado reconocía que la "prueba más difícil sería hacer ver
a las instituciones la existencia de Buenaventura. Efectivamente, no estaban
casados ni civil ni canónicamente. No obstante su unión fue una realidad, una
cuestión de hecho, cierta y contrastable, existiendo incluso una hija,
Colette, inscrita en el Registro Civil de Barcelona"
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Émilienne Morin, la francesa que amó a Buenaventura Durruti
Posted on 8:54 by Librepensador Acrata
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